De vez en cuando, a menudo, me desahogo en estas líneas, poniendo a parir la jodida e irremediable tendencia de la sociedad española y constato que mundial, a elevar a los altares de la cultura universal todo lo que procede de los Estados Unidos de América. No me parecería mal si analizamos lo que ha ocurrido en otras épocas a lo largo de la historia. Los griegos, los romanos, los chinos en oriente…y los españoles también cuando conquistaron gran parte de territorio americano, pero lo que me indigna es que estemos asumiendo como propias, costumbres y lenguajes de subculturas que no nos llegan ni a la suela de los zapatos. No es la primera vez que califico de ovina a nuestra sociedad, en la cual soy una oveja más, eso sí, la oveja negra espero. No sólo por los jalogüines, los Black Fridays y las expresiones y costumbres que nos colonizan. No. También por la absurda costumbre, de la que son culpables sobre todo los autodenominados 'creativos' en publicidad que en una provincia como la nuestra en la que es noticia que llegue un grupo de extranjeros, los comerciantes no tienen ningún rubor en impulsar sus negocios, frente a empresas globales con un 'Made in Soria' que, absurdamente se contradice con su proyecto de promover el comercio local de cercanía.
Por lo que parece el loco soy yo. Vale. Soy capaz de asumirlo estoicamente. Nada más lejos de mi intención que elevarme a categoría de héroe ante quienes considero 'torpes' y no muy coherentes con lo que proponen. Observen que soy bastante moderado en la calificación. Y si tienen, de verdad, intuición sobre el posible desenlace de este artículo, seguro que han detectado que hoy no es el día en que me he levantado de mejor humor. Me explico.
En el marco de la simplicidad estúpida que activa las tres o cuatro neuronas de las que algunos paisanos disponen, he aquí que estas consideraciones que acabo de presentar, y no es la primera vez, se entienden como retrógradas ante el avance la civilización global y, lo que es peor, la defensa de la lengua en la que nos expresamos es, por lo visto, un síntoma inequívoco de derechismo e incluso de acercamiento a la génesis de un nuevo fascismo. Manda güevos. Releo mi propio escrito y resuelvo moderarme. No estoy aquí para contarles mis penas o mis paranoias, pero entiendan que, teniendo como tenemos una cultura excepcional, una lengua tan rica, variada y versátil como el español, se me llevan los demonios cuando los míos lucen orgullosos t'shirt de los 'Lakers', a los que no han visto nunca, mientras se comen una hamburguesa hipercalórica en McDonalds en lugar de 'arrearse´ un torrenillo luciendo una camiseta con el caballo numantino.