Silvia Garrote

JALÓN POR LA VEGA

Silvia Garrote

Periodista


Horarios y husos

06/04/2024

Seguramente a estas alturas sigan con el sueño alterado por culpa del horario de verano. Desde el fin de semana pasado, el adelanto obligatorio de las manillas del reloj una hora han cambiado su biorritmo, provocando somnolencia y sensación de mareo en el mejor de los casos, insomnio y alteraciones cardiacas, en el peor. Hay estudios que aseguran que en el primer lunes de 'estreno' de la nueva hora se producen más ataques al corazón. Así que conviene relajarse, intentar adaptar el horario de comidas a la nueva situación horaria, hacer ejercicio e irse antes a la cama. 
En los años 40, Alemania aprobó este cambio de horario dos veces al año para intentar ajustar el horario laboral a las horas de luz y ahorrar energía. El resto de Europa, Norteamérica y algunos países de Sudamérica siguieron el mismo método. España también entró en la rueda, adaptando además el horario a un huso que no le corresponde, porque Franco decidió en los 70 asemejarnos a Alemania a pesar de que el meridiano de Greenwich marca que nuestros relojes, por nuestra posición, tendrían que coincidir con Canarias, Portugal e Inglaterra. Pero el mundo es otro, todo ha cambiado, incluida la forma de trabajar, y ese supuesto acercamiento al horario solar para ahorrar energía no tiene hoy demasiado sentido, porque la electricidad que no se consume por la tarde, se consume por la mañana. Los expertos aseguran que el ahorro apenas llega al 0,5%. Además, también está demostrado que la alteración de sueño afecta directamente a la productividad. Los efectos negativos sobre la salud también están detrás de la parte negativa del cambio horario, ya que está demostrado que, con más horas de luz solar, se duerme menos. En la parte positiva, más luz solar y la sensación de que los días son más largos y hay más tiempo para el ocio.
Con todo, el debate sobre la conveniencia de seguir cambiando el horario dos veces al año o no sigue vigente, y también el decantarse por el de verano o el de invierno. En la Unión Europea, esta discusión se retomó con fuerza en 2018, tras una gran encuesta que evidenciaba la molestia de los ciudadanos por el cambio de hora. La pandemia, el Brexit y la guerra de Ucrania han desplazado este asunto, aunque sin duda, se retomará en algún momento. En España, el Boletín Oficial del Estado certifica que no habrá nueva discusión al menos hasta 2026, pero habrá que abordarlo más tarde o más temprano. Los expertos aseguran que el horario de invierno es mejor para la salud, la mayoría de la gente prefiere el de verano y también hay países, como Portugal, que se ha pronunciado por continuar con las dos modalidades horarias anuales. 
En España, acostumbrados como estamos a alargar las jornadas al máximo, madrugar y acostarnos muy tarde y comer y cenar a horas intempestivas, el debate sobre el cambio horario no se centraría en la afectación de la salud, ni tampoco en el ahorro energético, pero son aspectos a tener en cuenta; y también la necesidad de abordar la flexibilidad horaria para facilitar la conciliación. Pero ya hablaremos de ello a partir del 2026, no vayamos a preocuparnos por adelantado. Bastante tenemos con lidiar con las horas de descanso que nos faltan.