Loli Escribano

SIN RED

Loli Escribano

Periodista


El dinosaurio de Monterroso

02/08/2024

A mí me ocurre lo mismo que a Monterroso, que al despertar compruebo que todavía está allí. Lo que todavía está allí cuando despierto no es el dinosaurio, es la mediocridad que hoy en día se ha apoderado de todo. Para sobrevivir a tanta mediocridad nos tenemos que agarrar a salvavidas como Expoesía. La Feria del Libro de Soria ha vuelto. Es una edición muy especial, porque es la primera en la que no está su fundador, Jesús Bárez. No está presencialmente, pero se respira su legado por todas partes. 
Para los que no conozcan Expoesía, merece la pena viajar hasta la ciudad que adoptó a Antonio Machado y disfrutar de su amplia y variada programación. Además de gozar del parque de la Dehesa donde se instalan las casetas con la venta de libros, en este mismo recinto hay presentaciones, conferencias y recitales. La programación incluye pasacalles, talleres de escritura, proyección de documentales, exposiciones, noches poéticas, conciertos, cuentacuentos, teatros de títeres y rutas teatralizadas.
¡Ay, los libros! Qué maravillosos. Hace unos días encontré en casa de mi madre el ejemplar de El Conde de Montecristo que me regaló uno de mis tíos en mi niñez. Son dos volúmenes muy pesados que me sirvieron para saltar de la colección de Los Cinco a las lecturas adultas. Creo que El Conde de Montecristo fue mi despertar a la escritura. 
Leer nos permite escapar de esa mediocridad que cada vez que despierto está ahí. Leer permite el acceso a datos con los que poder opinar desde la libertad sin sucumbir a mentiras o manipulaciones. Se ha puesto muy de moda la expresión, «dato mata relato». La odio. Pero es cierto que no hay nada como el conocimiento para evitar que dirijan nuestro pensamiento. Leyendo te das cuenta de que la mediocridad, salvando contadas excepciones, es una de las enfermedades de este siglo XXI, pero existieron personas brillantes. Recientemente leía un artículo sobre el inventor  del futbolín. Me encantó. Fue un español, Alejandro Campos Martínez, editor y poeta, conocido como Alejandro Finisterre. En la guerra civil, resultó herido de gravedad durante un bombardeo. En el hospital convivió  con muchos niños heridos que, como él, no podían jugar al fútbol, así que durante la convalecencia se le ocurrió la idea de construir una mesa con muñecos para que pudieran entretenerse jugando al fútbol de otra manera. 
También acabo de descubrir al salmantino Helénides de Salamina cuyo nombre real era Ángel Rodríguez Campos. Maestro en Casar desde 1913 hasta su fallecimiento en 1956. Hablaba latín y griego como si fueran su lengua materna. Se carteaba en griego con Unamuno. Escribió libros en latín y griego. Vestía como un griego clásico y era tan generoso, que financió los estudios universitarios de algunos de sus alumnos. Hay miles de historias para sobrevivir a la mediocridad que, como el dinosaurio, todavía está allí.