José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


Casi nada que celebrar

27/04/2025

Acabada la Semana Santa completamos el ciclo de festejos primaverales con el día de Castilla y León, anteayer, y poco después el puente del 1 de mayo, día del trabajo. Los madrileños rematan la faena con su fiesta regional al día siguiente. Como verán somos más diligentes para montar puentes festivos que para los que permiten cruzar los ríos. Pero esta es otra historia.
El día 23 de abril, allá por 1521, eran decapitados en Villalar los más destacados líderes de la llamada 'Revuelta Comunera'. A falta de otros eventos épicos que afecten a la autonomía que nos acoge, se eligió este evento para reivindicar nuestra identidad y el heroísmo de nuestra estirpe. Castilla y León son dos territorios históricos, como lo son casi todos por otra parte, pero nuestra autonomía se hizo de retales y recortes, como Cantabria y La Rioja. Apenas iniciada la octava década del pasado siglo empezaron a proliferar banderas y hasta himnos en las bisoñas comunidades que se repartieron el solar ibérico en el que residimos. Las hubo y las hay que tienen pretensiones independentistas porque tienen lengua propia o hablan otra versión del latín. Más de cuatro décadas después ninguna de las aspiraciones nacionalistas ha cuajado y algunas regiones pasan olímpicamente de conmemorar el día señalado para ello. Castilla y León, por ejemplo. Es más, los leoneses siguen erre que erre en la reivindicación de una autonomía propia y, si les soy sincero no me parece mala idea desde su perspectiva a la vista de lo rentable que sale subastar los votos para ver quién da más de los partidos que aspiran al gobierno de la nación.
Anteayer fue fiesta laboral. Alguna cosilla se hizo pero nada significativo, nada popular, nada que cohesione estas nueve provincias. La campa de Villalar ya no es lo que antaño fuera y mejor así, que mola poco que conmemore la decapitación de Padilla, Maldonado y Bravo tras la derrota de sus huestes. Celebrar fracasos no es buena idea, aunque, ahí tienen a Cataluña que hace lo mismo. Al menos Madrid festeja una revuelta popular que fue preludio de la expulsión de los franceses de Napoleón de España. Al margen ya de la fecha puntual en la que se supone que debieran ondear banderas, lucir desfiles e incluso reivindicar más atención del gobierno central en la calle y de paso divertirnos con espectáculos singulares aunque fueran folclóricos. Ni la Junta ni los municipios se ponen a la faena sencillamente porque la población no los vincula a lo que se celebra. Duncan Dhu vale para cualquier día del año. Se agradece no obstante, pero el 23 fue, sobre todo, el 'Día del Libro' en recuerdo a la muerte, el mismo día, de Cervantes y Shakespeare.