Cada vez estoy más convencido de que, la mala fama de la clase política, a la que culpamos de todo, incluida la muerte de Manolete, está siendo auspiciada por la pléyade de estrategas, muchos de ellos pertenecientes a un sucedáneo de la profesión periodística que, en teoría son los que les marcan el camino para progresar en sus aspiraciones de poder. Sé que esto requiere una explicación.
Habrán detectado, sobre todo si aún son partidarios de  los medios tradicionales que, de vez en cuando, llegan a los plenos de las instituciones locales y provinciales mociones, que  exigen el posicionamiento de un ayuntamiento o una diputación, en cuestiones que no rozan ni de lejos sus competencias. Lo mismo exigen, como si sirviera para algo, la paz en Gaza, que el procesamiento de Putin o, como hemos visto recientemente una determinada financiación de las autonomías. Hay quien pensará que se trata de unos bobos que no alcanzan a saber que le compete y qué no, pero la respuesta es peor todavía y enlaza con el primer párrafo de esta columna y que se resume en una frase de cuatro palabras; 'hacen lo que les mandan'.
Los pensadores del partido no lo hacen por fastidiar a los políticos locales, supongo. La mayoría son aficionados al oficio de estrategas que han construido, en este campo, su carrera profesional. Se trata de elaborar añagazas para que los iluminados constructores de los 'argumentarios de partido' pastoreen, desde el militante de base a los ministros, a fin de erosionar al rival. Me explico.
Cuando llega a un pleno de un ayuntamiento o a la diputación de Soria un orden del día en el que se propone una moción en contra de la invasión de Gaza, o de no sé qué ley aprobada por el Parlamento a favor de lo que sea, el objetivo, como comprenderán no es que Netanyahu de repente reflexione y, asustado por la resolución del consistorio de una capitalita española, retire sus tropas del territorio palestino. Tampoco, en la última que recuerdo, El gobierno de España va a evaluar el peso de un pleno municipal para aplicar sus propuestas en la financiación autonómica. ¿Para qué lo hacen entonces? Muy sencillo. Es una estrategia de comunicación. Todos saben que nadie les va a hacer caso pero, a nivel local les va a permitir que el grupo  que planteó la moción la rentabilice gane o pierda. Si ocurre lo primero se cuelga una medalla, si ocurre lo contrario tiene una oportunidad para prodigarse en los medios para machacar a éste o aquel partido  que está en contra de los intereses de Soria;  o a favor de los independentistas, por ejemplo. La mayor parte de la gente no les hace ni caso. Dejen pues de perder el tiempo y hacer el ridículo.