Nada más lejos de mi intención que zancadillear las iniciativas optimistas sobre esta querida provincia que proponen colectivos de todo tipo, incluidos los empresarios. Hace unos días leía en este mismo periódico que, la Red de Áreas Escasamente Pobladas del Sur de Europa, reivindicaba que las tres provincias españolas que se ven afectadas por el problema, o circunstancia, si queremos ser generosos, de acoger una población por debajo de los doce habitantes por kilómetros cuadrado,-en el caso de Soria apenas nueve.- reúnen características que permiten definirlas como lugar de lujo para vivir.
No es preciso para los que aquí residimos que nos den muchas explicaciones sobre lo que tienen estos territorios que los hacen diferentes del resto para que el resultado sea una calidad de vida envidiable. Educación, vivienda, costo de la vida, una naturaleza casi virgen en muchos de sus rincones…Yo me creo lo que asegura un tal José Antonio Herce, doctor en economía, que ha elaborado el informe que esgrimieron los presidentes de la respectivas patronales de Soria, Teruel y Cuenca. Por eso renuncié a salir de Soria, cuando tuve propuestas y oportunidad de hacerlo, pero reconozcamos que hay una gran mayoría que tiene otros criterios y que los foráneos no terminan de ver estos 'paraísos'. Explicó Herce en la presentación que «se trata de desarrollarse como ciudadano más allá del concepto material». ¿Qué parte cojea en este argumentario para que no se revierta la tendencia demográfica negativa que padecemos? No es sencillo determinarla pero, de mi experiencia con la gente de mi entorno puedo dar por sentadas algunas dificultades para establecerse aquí. Veamos.
Cierto que hay menos paro que en otras partes, pero también que hay sueldos más bajos y pocas posibilidades de promoción por lo limitado de nuestras empresas. Son pequeñas y los jóvenes quieren sumarse a proyectos grandes. Quizá el caso de los profesionales de la medicina sea el más significativo. Vienen para cubrir las cada vez más abundantes bajas, sobre todo por jubilación, y se marchan en cuanto ven un hueco en un lugar donde pueden aprender más y progresar en consecuencia. Se me ocurren mil ejemplos más pero resumiré estas líneas, que se me acaba el hueco.
Es ingenuo pensar en Soria como un paraíso atractivo, aunque algunos jamás renunciaremos a él. Es inútil ondear esta bandera y perder el tiempo con lo que tenemos, en lugar de analizar eso de lo que carecemos. Les propongo, al señor Herce y a los 'tres tenores' que presiden las organizaciones empresariales de Soria, Teruel y Cuenca, que empiecen por ahí. Si esto fuera el paraíso no habría tanta gente en el infierno.