Carmen Hernández

Carmen Hernández

Periodista


En honor a la verdad

20/10/2024

Setas, brujas, calabazas, hojas muertas y vuelta al cole. Es el otoño que también trae la apertura del curso político y el debate inevitable sobre la objetividad de los medios de comunicación. Y más ahora que se avecinan leyes de regeneración democrática para luchar contra la difusión de bulos y mentiras.
 Una reflexión: ningún medio de comunicación es del todo neutral. El lugar de la noticia, el tamaño, la tipografía, el poner fotos o no… Todo eso marca la diferencia y, por supuesto, las palabras. No es lo mismo titular  'Las pruebas contra Ábalos causan una sacudida política en el PSOE' (El País, 11-10-2024. Primera página) que 'Sánchez encubrió con una mentira la trama venezolana de Ábalos' (El Mundo, 11-10- 2024. Primera página). Juzguen ustedes mismos.
La objetividad absoluta no existe. Pero eso no significa que nos rindamos ante la mentira, la manipulación, los insultos y las calumnias. Eso nunca. Manejamos un producto altamente inflamable: la información y, por eso, hay que tratarlo con mucho cuidado para que no se convierta en un arma poderosa al servicio de intereses equivocados. La información pertenece a los ciudadanos y es uno de los pilares de la Democracia. Existen unas normas muy sencillas para contar las cosas como son: al relatar una noticia, hay que responder a las cinco uves dobles anglosajonas-who, what, when, where, why (quién ha hecho qué, cuándo, dónde y por qué). Responder la verdad a estas preguntas garantiza un trabajo bien hecho. Y no me vengan diciendo que todo es relativo, que la verdad no existe y que todo depende del cristal con que se mire porque eso no es información sino opinión. Y tampoco vale con reproducir declaraciones contradictorias de unos y de otros. Eso no ayuda a saber lo que ocurre. « Si uno dice que llueve y el otro dice que no, tu trabajo como periodista no es contar las dos versiones sino abrir la ventana y comprobarlo».
Una vez confirmada la noticia, se publica al amparo de la Libertad de Expresión recogida en la Constitución Española. Es muy interesante observar que la propia Carta Magna distingue entre «expresar y difundir opiniones…» y «comunicar o recibir…información veraz». Se hace eco de otra de las premisas básicas del periodismo: separar la información de la opinión. Que no se mezclen, que aparezcan en secciones distintas y diferenciadas de las noticias. Y con otra condición: el art. 20 de la Constitución fija unos límites claros: el respeto a los derechos fundamentales de las personas, en especial, el derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen así como la protección de la juventud y de la infancia. Vulnerar estos derechos es delito pero la Justicia es lenta y los difamadores tienen tiempo suficiente para dañar irremediablemente la imagen de cualquiera. «Calumnia que algo queda». La Constitución habla de «información veraz», no de bulos ni rumores ni insultos ni mentiras. Se equivocan quienes apelan a la Libertad de Expresión para sacar a la luz toda esa basura intentado que parezca información.
Pero nos podemos defender. Basta con que consideremos a los medios como vehículos de transmisión de noticias, no de propaganda; y con que elijamos a los que cuentan la realidad como es, no como a nosotros nos gustaría que fuera.