Loli Escribano

SIN RED

Loli Escribano

Periodista


Desangelado

31/01/2025

No creo en las casualidades. El lunes estuve a punto de coincidir con el consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez. Un ratito después de que yo, como paciente, fuera al nuevo Hospital de Día Oncohematológico, se paseó por las flamantes instalaciones con su vasto séquito tal y como constaté en las imágenes que ofrecieron los medios de comunicación. Es un nuevo bloque que forma parte de la reforma y ampliación del Hospital Santa Bárbara. El consejero, además, tuvo a bien visitar el Hospital de Día Médico. Copio de la web de la Junta, la titular del hospital y responsable de las obras: «Ambos hospitales de día han sido equipados con un mobiliario específico con el que, garantizando la calidad asistencial en los tratamientos, se persigue también una mejora en la humanización de la asistencia. Se trata de salas con amplias superficies, mucha luminosidad y espacios pensados para el paciente».
Es un gran logro para Soria, era una necesidad, pero no he visto un espacio más desangelado, más triste, más deprimente y más melancólico que las nuevas instalaciones del Hospital. Entras y te dan ganas de marcharte. A mí que me fascina la fotografía y la plasticidad de las películas de Almodóvar, con sus contrastes de colores e iluminación, porque transmiten vida y emociones, en el hospital me encontré todo lo contrario, una sensación de lugar angustioso. Aunque es amplio y luminoso, como dice ese texto de la Junta, es el lugar más siniestro en el que he estado nunca. ¡Qué tristeza se respira! Parece un edificio fantasma, un espacio vacío de salas muertas y sin vida. Casi no te atreves a hablar por temor a que se produzca un eco infinito. Cuando los pacientes vamos al médico, necesitamos un poco de calor, amabilidad, cariño, protección. Y no me refiero sólo al personal sanitario, sino al espacio físico. Como dice mi amigo Miguel, que es aparejador, tu casa tiene que acogerte, si no te acoge, no vas a estar a gusto en ella. Ocurre lo mismo con cualquier tipo de edificio y el hospital no solo no me acogió sino que me invadió con sus garras desangeladas. Recorrí también los pasillos laberínticos de la nueva zona en la que se pierden hasta los sanitarios. Pregunté a varias batas blancas por oncología y no supieron decirme. Tuve que ir a información. Allí, sí. Allí a la primera, aunque me dijeron frente al Fuente del Rey y resulta que estaba frente a la residencia de ancianos. Cuestión de escasos metros.
Qué rabia no haber coincidido con el Consejero de Sanidad para explicárselo presencialmente. Es médico por lo que entenderá perfectamente que debe existir armonía entre los espacios, los pacientes y los profesionales de la salud. Supongo que no hubiera reconocido conmigo que el ambiente de esos nuevos hospitales de día es tan atrozmente desolador que dan ganas de llorar y de salir corriendo y eso que yo me fui con buenas noticias bajo el brazo.