Está el ambiente enrarecido. Como cargado. Como pesado. Como crispado. Es posible que influya el tiempo,que nos afecta, a veces, sin que nos demos cuenta. No sólo duelen los huesos cuando llueve, también altera el humor y se humedece el alma. Las borrascas han inundado algunas calles de Soria y el Ayuntamiento va a elaborar un Plan de Lluvias. Es la iniciativa municipal con el nombremás bonito que he leído nunca: Plan de Lluvias. Suena a novela de García Márquez, a realismo mágico, a los inventos que Melquíades le vendía a José Arcadio Buendía cuando Macondo era sólo una aldea de veinte casas de barro. En la época inicial de Macondo, José Arcadio Buendía le advierte a su mujer, Úrsula Iguarán, que todavía no tienen un muerto y que uno no es de ninguna parte mientras no tenga un muerto bajo la tierra. Siete ha encontrado la Asociación Recuerdo y Dignidad en el cementerio de Las Casas. Están seguros de que hay más. Un centenar, aproximadamente. Son siete campesinos asesinados en la Guerra Civil, que empezaron a emerger de la tierra mientras jarreaba en Soria y el Ayuntamiento nos anunciaba un Plan de Lluvias. Los trabajos de exhumación se realizaron con presencia judicial y científica lo que permitirá que sean tratados como víctimas del franquismo y no como restos arqueológicos. Sin la Ley de Memoria Democrática no habrían emergido del subsuelo casino y, si lo hubieran hecho, serían eso, restos arqueológicos.
El ambiente enrarecido que llevo respirando desde hace unos días quizá no sea consecuencia de las borrascas. Quizá esa pesadez, esa crispación, sea por el anuncio del candidato del PP al Gobierno de España de derogar varias leyes si consigue la Presidencia, entre ellas la Ley de Memoria Democrática. Me abruma pensar que los otros cien asesinados que esperan apilados en varias fosas en el cementerio de Las Casas se queden ahí para siempre. Igual que los miles que hay repartidos por todo el país. O que en vez de devolverles la dignidad arrebatada a tiros, se les clasifique como restos arqueológicos.
Ha dicho que va a derogar más leyes. La de la Eutanasia, por ejemplo. También me abruma este anuncio. No soporto la idea de que no me dejen morirme como yo quiera. También cambiará la Reforma Laboral. Dice que va en contra de los trabajadores y de las empresas cuando la Reforma Laboral y las nuevas leyes de empresas suman ya 15.000 millones de euros a la economía de España.
Para rematar el cuñadismo, anuncia la reducción de ministerios, secretarios de Estado, subsecretarios, directores generales y asesores. Así, sin cifras. Según le escuchaba se me fue la cabeza a García Gallardo al que Mañueco regaló la Vicepresidencia de la Junta y que gasta 1,2 millones anuales en pagar al personal para gestionar 112.000 euros. Estoy deseando que llegue el Plan de Lluvias para ver si se disipa este ambiente enrarecido.