No se puede decir que las últimas elecciones generales hayan consolidado la presencia en el Parlamento de los candidatos de la llamada España Vaciada. Más bien todo lo contrario. Pero, de lo que no cabe duda, es que son inasequibles al desaliento. Hace unos días conocimos la decisión de Soria ¡Ya! de participar en una coalición con otras tres organizaciones similares españolas en los comicios europeos. Cada país tiene candidaturas globales, o sea lista unificada para todo su territorio y en el caso español son 61 los diputados a elegir para los próximos 5 años. ¡Malo ha de ser!, pensarán algunos, que una o varias de las actas vayan a parar a manos de quienes aspiran a ser la voz de territorios destinados a ser desiertos demográficos, entre los que destaca Soria en la península Ibérica. Si tal cosa se plantea en estos términos están en un grave error. Tengan en cuenta que las reivindicaciones de estos grupos sólo tienen apoyos claros en las zonas afectadas. Corrijo, en algunas de las zonas afectadas, porque hay dos agrupaciones aragonesas, una de toda la comunidad y la otra la legendaria Teruel Existe y una más de Cuenca. Sólo en el supuesto caso de que los electores de estos territorios se volcaran con esta candidatura habría opciones claras de llegar al parlamento de Estrasburgo.
Siempre, sin embargo, hay otros matices a tener en cuenta a la hora de evaluar las posibilidades de esta opción. La experiencia nos ha demostrado que, cuando se trata de buscar representación en Europa nos dejamos llevar más por el sentimiento que por aquello que se llama voto útil. Es claro lo ocurrido en las últimas generales. Soria ¡Ya! Se quedó fuera porque la batalla PP-PSOE ponía en riesgo la exigua representación provincial de cualquiera de los dos grandes partidos. Ahora las opciones alternativas tienen una posibilidad y la historia ha aportado ejemplos como es el caso de la lista aquella del empresario Ruiz Mateos, el de Rumasa, ya saben, procesado por no sé cuántos delitos, que logró colocar a un par de los integrantes de su candidatura en los escaños de Estrasburgo. Eso sí, precisó de más de 600.000 votos. Fue su único logro ya que la agrupación que presidía no llegó a ninguna parte en convocatorias municipales ni en generales. Por lo visto los españoles nos soltamos el pelo cuando aparcamos aquello del voto útil.
Nada más lejos de mi intención que desanimar a Soria ¡Ya! o de considerar que darles el voto no sirve para nada, pero parece complicado alcanzar un escaño. Si lo logran, eso sí, quizá alianzas con otros grupos europeos les den razones para asegurar que, por fin pintamos algo y el Viejo Continente nos tiene en cuenta.