Los de Vox y los del PP quieren derogar el Decreto de Memoria Histórica aprobado en 2018 en Castilla y León. Y lo van a sustituir por una Ley de Concordia que tiene el nombre muy bien puesto porque va a permitir que se sigan llevando muy bien entre ellos. Lo malo es que pretenden convertir la Historia de España del siglo XX en un desafortunado cúmulo de circunstancias que desembocó en la Guerra Civil de 1936; una contienda ganada por unos militares que pasaban por allí y que dio paso a cuarenta años de paz. No se menciona que el General Franco era el jefe de esos oficiales ni que dieron un golpe de estado contra el gobierno democrático de la II República; que procedieron a la eliminación sistemática de cualquier tipo de oposición y que asesinaron a miles de civiles inocentes sólo por sus ideas: socialistas, anarquistas, demócratas en general, ateos, sindicalistas, homosexuales, feministas… En fin, todos menos ellos. Tampoco se le llama al franquismo 'dictadura'que es la palabra castellana que lo define perfectamente según el diccionario de la RAE. Y, claro, se les llena la boca hablando de las víctimas de uno y otro bando; que sí: que si son víctimas, estamos de acuerdo. Pero no es lo mismo morir atentando contra el gobierno legítimo de tu país que defendiéndolo a capa y espada; o caer asesinado por tu forma de pensar muy lejos del frente como ocurrió en Soria. Sin un funeral, sin una tumba con tu nombre, enterrado en cualquier cuneta o en cualquier baldío, sin identidad y sin duelo, como si no hubieras existido nunca…
Decía Mario Benedetti que «el olvido está tan lleno de memoria/ que, a veces, no caben las remembranzas/ y hay que tirar rencores por la borda». Hay que estar muy ciego o ser muy sectario para no verlo así. Nadie sabe ni puede olvidar -seguía el gran escritor- porque «el olvido es un gran simulacro repleto de fantasmas, /esos romeros que peregrinan por el olvido/ como si fuera el Camino de Santiago».