El sector agrario anda revuelto, circunstancia que se explica fácilmente. Acabó la mayor parte de las cosechas y hay menos faena, y tenemos nuevo gobierno al que conviene sugerir algunos cambios en su política para que, agricultores y ganaderos, puedan mantener con solvencia su actividad.
Las organizaciones agrarias, que tampoco carecen de sesgo político, con el nuevo ejecutivo se temen lo peor, que no es lo que decida el ministerio de Igualdad, el de Infancia y Juventud o el de Cultura. No. Interesa sobre todo el de Transición Ecológica y no sé cuántas cosas más, antes, Medio Ambiente y por supuesto el de Agricultura que, según algunas de estas agrupaciones profesionales debería incluir la parte de gestión medioambiental y sobre todo el control de las Confederaciones Hidrográficas. Nada más fácil de entender. Aquí todo el mundo arrima el ascua a su sardina y el control del agua puede significar la diferencia entre cultivos muy rentables o que no lo sean. El conflicto de intereses es más que evidente. Basta leer o escuchar las afirmaciones del incombustible presidente regional de Asaja, Donaciano Dujo, que con su populista manera de expresarse, no duda en proponer lo que sea, con tal de seguir siendo líder y guía de un colectivo que dista mucho de encajar en el significado de sus siglas; 'Asociación Agraria Jóvenes Agricultores. Él mismo alcanzó la presidencia con 32 años. Ahora tiene 56.
A lo que iba. Dujo ya ha planteado, tras la habitual puesta en escena de un futuro apocalíptico para la profesión del campo, que la gestión de las aguas, o sea de las Confederaciones Hidrográficas deberían ser competencia del ministerio de Agricultura. Ni que decir tiene que no le gustan un pelo los ecologistas que abogan por la conservación de los lobos, los osos y, para el caso que nos ocupa, los acuíferos y los cauces fluviales. Asaja y él piensan que es un desperdicio el agua dulce que 'se pierde' en el mar. Por supuesto hay que aumentar los regadíos en Castilla y León, financiados por las administraciones y no ser tan rácanos con las aguas embalsadas. Están para gastarlas.
Dudo mucho que a Dujo y al resto de los integrantes de su asociación, les importe un pimiento mi opinión, pero la daré. Para eso me he puesto a escribir. Dejar al Ministerio de Agricultura la gestión de las reservas de agua es como poner un zorro a cuidar el gallinero. Dujo es inteligente y elocuente en sus pláticas. Por eso lleva tantos años a la cabeza de Asaja. Bien está que defienda a los suyos pero sus excesos verbales, que sabe que son inútiles, no llevan a ninguna parte. Si acaso a cabreos en su gremio y a antipatías entre el resto de los ciudadanos.