La nueva comisaría ya está en marcha. Funcionando, no en obras. Desde que se tomó la decisión de ubicarla en el entorno del parque de bomberos, no han pasado muchos años. Menos que los de la cárcel nueva que fue un sinvivir. Más de tres lustros de idas y venidas que, por otra parte, han sido insuficientes para que el Gobierno de España haya gestionado la reversión de la enorme parcela que ocupó en medio del casco urbano, al Ayuntamiento, que en su día la cedió con el compromiso de los mandatarios de entonces de que, cuando ya no tuviera uso penitenciario, volvería a la jurisdicción municipal. Aún está en trámites la cosa. Al respecto del inmueble, que otrora fuera el Hotel Florida y más tarde albergó la Comisaria con cierta precariedad desde el año 84, también el municipio lo reivindica. En concreto para convertirlo en viviendas de alquiler social. Advierte Carlos Martínez que el trámite será largo, porque parcela y edificio han de pasar primero a 'Patrimonio del Estado' desde el Ministerio de Interior. Y luego ya veremos, porque hasta donde yo sé la petición del ayuntamiento no tiene, ni mucho menos, la misma base que la de la parcela de la cárcel de la calle Las Casas. Aquí no hubo un ayuntamiento que cedió el suelo para la comisaria. El Estado lo compró a la familia Perlado.
Conviene recordar que todo el trajín administrativo de cambios de propiedad de un ministerio a otro es la pera limonera de complicado. Recuerden el edificio del Banco de España que, por cierto, si no hubiera caído el Gobierno de Rajoy, sería ahora la sede de la Subdelegación del Gobierno, el edificio de Alfonso VIII albergaría la comisaría y muy probablemente el arcaico Hotel Florida, más tarde sede de la Policía Nacional, sería propiedad del mejor postor en alguna pública subasta. Soria salía barata, como siempre, a los inquilinos de La Moncloa. Y como quiera que los que la ocupan en estos momentos están por la labor de devolver al Ayuntamiento la parcela de la calle las Casas y posiblemente poner en funcionamiento, sin marcha atrás, el Centro Nacional de Fotografía en el noble edificio de la Plaza de San Esteban, ahora de 'las Mujeres', habrá que elevar plegarias al dios en el que cada uno crea, para que no se desplome la frágil arquitectura que sustenta al ejecutivo de Sánchez, al menos hasta que las expectativas de estos proyectos no se conviertan en irreversibles. De la noche a la mañana cambian las tornas y como en tiempos de los tártaros y los vikingos, cada relevo de líder suponía la demolición de lo creado por sus antecesores caídos. Por cierto, la vieja cárcel y su entorno evidencian ya un abandono alarmante cada día que pasa.