Y como no truena, nos olvidamos de Santa Bárbara.
No sé si son cinco, seis o siete, los años que han pasado desde que el ayuntamiento, o mejor dicho su Comisión de Festejos, activó las alarmas en torno al fichaje de jurados de cuadrilla para las fiestas de San Juan de la Capital. Recordarán que, por aquel entonces se planteó la posibilidad de que dos personas del mismo sexo gobernaran su cuadrilla. Había escasez de voluntarios, que podríamos llamar 'convencionales', y se postularon dos amigas, cuya relación no suponía ninguna condición ni homosexual ni heterosexual. Dos amigas, a secas, sin pareja masculina y punto. Poco después dos varones, homosexuales, también aspiraron al cargo. Como era de esperar, en esta tesitura el gobierno municipal se planteó una reforma de las ordenanzas para que, en el futuro esta polémica quedara zanjada. Recuerden que el equipo de Carlos Martínez se declara abiertamente feminista y exhibe en la fachada del ayuntamiento la bandera arcoíris por si hubiere dudas.
Pero se acabaron las urgencias y se acabó el problema. Las ordenanzas siguen estancadas aunque requieren, además de la respuesta a esta ya vieja diatriba, la incorporación oficial a festejos que ya forman, de hecho, parte del programa sanjuanero anual como es el caso del 'Desencajonamiento'.
Ya está completa la plantilla de los alcaldes de barrio para este año y por tanto no preocupa la revisión de unas ordenanzas aunque vuelve a anunciarse que 'están en ello'. A ver si es verdad y, antes de que truene, se plantea algún tipo de regularización de la contabilidad cuadrillera sin esperar a que meta el cazo la Hacienda Tributaria, que cuando se pone tiene menos piedad que el 'Destripador de Boston'. Por lo visto no le vale la aprobación de cuentas que se verifica en la asamblea popular del Catapán. Por aclamación unánime. A ver quién tiene huevos de decir que no aprueba las cuentas cuando pregunta el jurado saliente o que no quiere fiestas cuando lo plantea el entrante. Lee el secretario el extracto de gastos e ingresos, que por otra parte ya están inscritos, con decoración periférica incluida, en el 'libro de cuadrilla' y tras el aludido visto bueno de quienes han estado atentos a ellas y los que no, asunto resuelto. Unas nuevas ordenanzas deberían blindar las tradiciones frente a la voracidad administrativa, adjudicando, quizá, alguna fórmula mercantil para que las cosas se desarrollen sin mayores problemas.
No truena sólo el día de Santa Bárbara y mejor tener a mano el paraguas antes de que nos pille un chaparrón fiscal y tengamos que amotinarnos como cuando cierto Gobernador Civil quiso meter mano en los Sanjuanes. Y mandaba Franco.