Hace ya algunos años, en el trascurso de una rueda de prensa en la sede del Partido Popular de Soria, que lideraba la ya desaparecida de todos los ámbitos sociales sorianos, Marimar Angulo, la susodicha aseguró que se estaban desarrollando políticas anti despoblación en la provincia con no sé cuántas inversiones que, por supuesto, había implementado el partido que ella gobernaba.
Con la impertinencia que caracteriza a algunos periodistas, el que firma estas líneas tuvo la osadía de preguntarle por el efecto que habían tenido esas políticas, pues el Instituto Nacional de Estadística informaba, en los últimos años, de las cifras negativas de la evolución, o mejor dicho involución poblacional en varias provincias, entre ellas Soria. 'Bueno,-dijo la interpelada,- si no las hubiésemos aplicado sería peor aún el dato'. Y se quedó tan ancha.
El caso es que, ahora que se ha incrementado el número de habitantes en nuestro territorio hasta los noventa mil,- seguimos cabiendo en el estadio del Madrid o del Barcelona.- la Delegada de la Junta en Soria en Soria, Yolanda de Gregorio, en un reciente discurso evaluador de los imponentes logros de la administración a la que representa, ha vuelto sobre el asunto señalando las políticas de las administraciones como responsables de tan significativo logro. Mal me veo para valorar la afirmación si no dispongo de más datos. Me pregunto si se refería a cheques bebé, programas de recuperación de vivienda rural, impulso del turismo micológico…No lo sé, pero lo que me consta a estas alturas es que son corrientes migratorias las que están influyendo en las fluctuaciones demográficas de esta comunidad, de este país y de Europa incluso. Yo diría que afectan a todo el mundo. En nuestro entorno hay cada vez menos chiquillos de los nativos que están siendo superados por los de los llegados de otros países. Vayan a la puerta de un colegio en Soria y verán de qué les hablo. No es mala noticia en absoluto, aunque me preocupa es la integración social. Tengo la impresión de que hay burbujas de cada colectivo, sudamericanos, chinos, musulmanes. Y este efecto me asusta, porque queda muy lejos de la utopía de multiculturalidad armónica que soñé cuando era más joven y evidentemente más ingenuo.
No es fácil armonizar todo esto y no sólo porque hay una parte de rechazo ideológico, que alimentan con saña los llamados ultraderechistas pero que, en buena medida obtienen réplica de los afectados inmigrantes que renuncian a cualquier esfuerzo para aplicar aquello de 'allá donde fueres haz lo que vieres'.
Por la falta de explicaciones concretas, estos vacíos discursos me parecen inconsistentes, huecos, sin datos.